dimanche 8 mars 2015

Epilepsia
Beltran laurin
Biologia


La epilepsia es un trastorno provocado por un desequilibrio en la actividad eléctrica de las neuronas de alguna zona del cerebro. Se caracteriza por uno o varios trastornos neurológicos que dejan una predisposición en el cerebro a padecer convulsiones recurrentes, que suelen dar lugar a consecuencias neurobiologicas.
Una convulsión o crisis epiléptica o comicial es un evento súbito y de corta duración, caracterizado por una anormal y excesiva o bien sincrónica actividad neuronal en el cerebro. Las crisis epilépticas suelen ser transitorias, con o sin disminución del nivel de consciencia, movimientos convulsivos y otras manifestaciones clínicas.
La epilepsia puede tener muchas causas. Puede tener origen en lesiones cerebrales de cualquier tipo  pero en muchos casos no hay ninguna lesión, sino únicamente una predisposición de origen genético a padecer las crisis. Cuando no hay una causa genética o traumática identificada se llama Epilepsia idiopática y los genes desempeñan un papel de modulación del riesgo de que ocurra un episodio y también en la respuesta al tratamiento.
Para diagnosticar un paciente epiléptico se requiere conocer los antecedentes personales y familiares y, por lo general, se corrobora con un electroencefalograma. También forman parte del diagnóstico estudios de imagenología, mientras que se reservan los procedimientos diagnósticos más especializados para casos muy puntuales. El tratamiento consiste en la administración de medicamentos anticonvulsivos. En los casos refractarios, se apela a otros métodos incluyendo la cirugía. La epilepsia causa múltiples efectos en la vida cotidiana del paciente, de manera que el tratamiento debe incluir el abordaje de estos efectos.
Esta enfermedad también afecta a los animales, especialmente a los domésticos, sean gatos o perros, los síntomas son los mismos descritos para el ser humano.

Crisis generalizadas


Existen múltiples tipos de crisis epilépticas generalizadas. Las más frecuentes son:

Crisis generalizada tónico-clónica

Se produce una pérdida brusca de conocimiento, que motiva caída al suelo si se está de pie, rigidez de todo el cuerpo en un inicio (fase tónica) y después movimientos rítmicos de todo el cuerpo (fase clónica). Durante este tipo de crisis epiléptica se puede producir mordedura de la lengua, expulsión de orina, labios amoratados y la persona se puede lesionar debido a una caída brusca, a los movimientos o a la mordedura lingual. Al finalizar, la persona se va recuperando poco a poco, en varios minutos. Son las crisis epilépticas más aparatosas y también unas de las más serias. En la actualidad, son de aparición rara porque los medicamentos que se utilizan para el tratamiento de la epilepsia son eficaces en controlarlas. En una persona que esté bien controlada de las crisis epilépticas con medicación para la epilepsia, el abandono brusco del tratamiento puede ser motivo de aparición de este tipo de crisis epiléptica.

Crisis generalizada de ausencia

La persona permanece absorta e inmóvil con el conocimiento perdido y con la mirada fija durante unos pocos segundos, alrededor de diez a quince. A veces pueden producirse movimientos oculares, parpadeo y de otras partes del cuerpo. La recuperación es muy rápida y muchas veces pasan desapercibidas por su brevedad. Suelen iniciarse en la niñez o en la adolescencia. Este tipo de crisis epiléptica se tolera bien, pero tiene tendencia a repetirse con mucha frecuencia, a veces varias en el día, por lo que pueden producir fallos de atención y de aprendizaje en el niño o adolescente.

Crisis generalizada mioclónica

Se produce una sacudida brusca instantánea de todo el cuerpo o bien de una parte del cuerpo, sobre todo de los miembros superiores, que provocan una caída al suelo de la persona o de objetos que se tengan en las manos. Duran un instante, a lo sumo unos pocos segundos y cuando son leves pasan desapercibidas por no concederle importancia la persona que las padece o sus familiares, hasta que aparece otro tipo de crisis epiléptica generalizada.

Crisis generalizada atónica

La persona cae de forma brusca por pérdida del tono muscular y de la conciencia durante muy pocos segundos y se recupera de forma instantánea, también en unos pocos segundos. Suelen ir acompañadas de otros tipos de crisis epilépticas, siendo raro que sea el único tipo de crisis que padezca una persona. La gravedad de este tipo de crisis epiléptica se debe al gran riesgo de heridas o golpes en la cabeza motivadas por la caída brusca e inesperada...


Crisis epilépticas focales


De forma similar, existen muchos tipos de crisis epilépticas parciales o focales. Depende del sitio de la superficie del cerebro donde comience la descarga epiléptica y de su extensión o no a otras partes del cerebro. Cada zona del cerebro tiene una función específica relacionada con la actividad motora, sensitiva, visual, memoria, etc. Si una crisis epiléptica se inicia en una de estas zonas se producirán síntomas diferentes, dependiendo de la función afectada.
En la reciente revisión de la clasificación de las crisis epilépticas la ILAE recomienda dejar de usar la tradicional división en crisis parciales simples o complejas según hubiera o no alteración del conocimiento, ya que es difícil de distinguir con seguridad el grado de afectación del conocimiento. En su lugar recomienda referirse a las crisis focales según sus manifestaciones principales manifestaciones, aunque reconoce que la clasificación anterior tiene utilidad práctica en cuanto a la repercusión clínica y social de las crisis.

Sin alteración del conocimiento (crisis parciales simples)

En una crisis epiléptica focal con síntomas motores se producen sacudidas rítmicas de una parte del cuerpo durante segundos o minutos.
Otras crisis producen una sensación o emoción anormal y solamente se da cuenta la persona que la sufre (“aura”), no apreciándose externamente nada. Pueden ser sensitivas, con un hormigueo intenso en una parte del cuerpo que puede o no extenderse de forma progresiva a otras zonas, o visuales, produciéndose visualización de luces o alucinaciones visuales durante poco tiempo, olfativas, auditivas, gustativas, aunque éstas son más raras. También pueden producirse alteraciones consistentes en síntomas psíquicos, como un pensamiento extraño, de aparición brusca y corta duración, como por ejemplo, tener la sensación intensa de haber vivido una situación con anterioridad, sin ser real.
A veces, consisten en síntomas autonómicos, como por ejemplo, malestar intenso y extraño con sudoración profusa, u opresión en la boca del estómago que asciende o no hacia la garganta, durante un corto espacio de tiempo.

Con alteración del conocimiento (crisis epiléptica parcial compleja)

La persona pierde el conocimiento sin perder el tono muscular, se queda inmóvil sin responder varios segundos o unos pocos minutos y muy a menudo hace actos automáticos con la boca o con las manos, como movimientos de masticación y deglución, arreglarse la ropa, abrocharse botones, etc. Otras veces, se mueve como si estuviera consciente, pero tiene una actuación extraña, no responde al hablarle o lo hace de forma incoherente. El conocimiento va recuperándose poco a poco, con un estado de confusión mental que puede durar varios minutos.
A veces las crisis epilépticas parciales complejas debutan con una crisis parcial simple subjetiva con síntomas psíquicos o sensaciones anormales, el “aura”, que actúa como premonitoria de la crisis parcial compleja y la persona en estas ocasiones predice la aparición de la crisis de pérdida de conocimiento. Esto es debido, a la extensión de la descarga epiléptica desde el foco epiléptico inicial, que es restringido, hasta zonas de la superficie cerebral más amplias.

Evolucionando a crisis convulsiva bilateral (crisis parcial con generalización secundaria).

Sucede cuando una crisis epiléptica parcial simple o compleja se extiende desde el foco epiléptico a toda la superficie cerebral. Es muy importante conocer cómo comienza una crisis epiléptica, porque de esta forma sabremos si se inicia en un foco epiléptico localizado o simultáneamente en todo el cerebro al mismo tiempo. De esta forma se podrá realizar el diagnóstico y el tratamiento adecuado e igualmente se podrá tipificar el tipo de epilepsia para emitir un pronóstico más preciso.

Espasmos epilépticos.

Aparecen en niños con meses de edad, y son raras tras el segundo año de vida. Consisten en una flexión o extensión brusca del cuerpo y de la cabeza durante 1 a 5 segundos. Suelen aparecer en salvas y habitualmente son muy frecuentes, a veces de forma casi permanente.



Un Saludo, Beltran.

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